martes, 2 de octubre de 2007

LOS SOFISTAS-2


[Texto basado en las obras Les Grands Sophistes dans l'Athènes de Péricles de Jaquelline de Romilly, y De los Sofistas a Platón de Tomás Calvo]

J. de Romilly parte de la distinción entre los grandes sofistas y sus seguidores o discípulos, para no atribuir a los primeros los errores y la eventual inmoralidad (o amoralidad) de los segundos.

I. SURGIMIENTO Y ÉXITO DE LOS SOFISTAS.
El movimiento intelectual y cultural de la sofística se produce durante la segunda mitad del siglo V (a. C.). Los dos sofistas más importantes son Protágoras que llega a Atenas en torno al año 450, y Gorgias, que lo hace en el 427, después de la muerte de Pericles. Gorgias, al igual que Prodicos e Hipias, aún vivían cuando tuvo lugar el proceso contra Sócrates en el 399.
Como dijo uno de los sofistas, Trasímaco, "mi profesión es el saber". A eso se dedicaban, pero no en el sentido de los filósofos (la búsquedad de la verdad), sino en tanto que eran maestros en el arte de hablar y de argumentar. Su profesión consistía básicamente en transmitir cierto saber, y en esta medida, eran profesionales de la enseñanza. ¿En qué consistía ese saber? En primer lugar eran profesores de retórica, enseñaban a hablar en público, a defender las ideas en la asamblea del pueblo o ante los tribunales. Y esto en un momento histórico en el que saber hablar en público, argumentar, convencer a los ciudadanos, tenía una gran importancia política. Por eso también se decía que eran profesores de política.

II. UNA ENSEÑANZA NUEVA.
La educación tradicional de los niños atenienses se basaba en la gimnasia, la música (en un sentido más amplio que el actual), y la lectura de los poetas, especialmente Homero. No existía educación superior (salvo la que obtenían de manera informal los discípulos de los filósofos al acompañar a sus maestros y al conversar con ellos). Los sofistas transformaron esta situación al ofrecer una formación para los adultos interesados en participar en la vida de la polis: a cambio de una remuneración enseñaban una determinada técnica, la técnica retórica o política. Por el contrario, los filósofos no cobraban y no enseñaban una técnica para buscar un resultado rápido y un éxito práctico, sino que estaban interesados en la búsqueda de la verdad.
Sócrates fue, en ocasiones, confundido con los sofistas (v., por ejemplo, Aristófanes) porque su forma de hacer filosofía era semejante (el dominio de la palabra y de la argumentación), sin embargo, el contenido y el objetivo eran claramente distintos, como Platón no deja de señalar.

La novedad que supuso la enseñanza de los sofistas suscitó dos grandes debates:
1-Por una parte, la oposición entre inteligencia y deporte (Romilly, 69). En la educación tradiacional los jóvenes se entrenaban en la palestra y se preparaban para los juegos. La belleza física era un valor importante, frente a todo esto aparecía ahora la preparación intelectual.
2-El segundo era de mayor calado y sigue siendo, en cierta manera, actual: la oposición entre herencia (naturaleza -physis-) y educación (Romilly, 80). Cuando los sofistas aparecieron se consideraba que la areté (recuerda el origen etimológico de "aristocracia") se heredaba, pero ellos propusieron enseñarla, por tanto, se podía adquirir [esto supuso también un cambio en el concepto de areté]. Algunas de las cuestiones que se plantearon siguen siendo, como digo, actuales: ¿cuáles son los límites de lo se puede enseñar? ¿cuál es el poder de la educación, hasta qué punto puede influir en las personas? ¿es necesario tener cualidades naturales, cuál es su importancia? ¿el que es malvado puede ser educado para cambiar? ¿se podría decir que es malvado por naturaleza?
La posición de Protágoras, como más tarde la de Isócrates, es razonable y matizada: ambas cosas importan: cualidades naturales y educación (¿Pero qué es más importante, las primeras o la segunda?...).
III. UNA EDUCACIÓN RETÓRICA
La enseñanza de la retórica.
IV. LA DOCTRINA DE LOS SOFISTAS. LA TABLA RASA
Los sofistas no solo enseñaban una técnica y unas destrezas, sino que también poseían una doctrina propia, una filosofía, sus puntos más destacados son:
-Los dioses y la religión.
-El relativismo.
-Physis y nomos, naturaleza y convención. Me detendré algo más en este punto.
La distinción entre physis y nomos tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. Por una parte, la distinción se corresponde con el espíritu cosmopolita y relativista de los sofistas: los sofistas descubren que muchas reglas y costumbres no son sino creaciones humanas (sociales, culturales). El caracter artificial de estas reglas se manifiesta en contraste con lo que se considera natural (o, frecuentemente en la tradición griega, de origen divino). Encontramos el aspecto positivo cuando, por ejemplo, se afirma que todos los hombres son iguales por naturaleza. Así, el estatuto de bastardo se debe a una ley (nomos, convención), pero desde el punto de vista natural no hay bastardos, sino simplemente hijos. Lo mismo podría decirse con respecto a la esclavitud (y la misma lógica estaría también detrás de la diferencia actual entre sexo y género, y de la posibilidad del análisis crítico de las diferencias de género). [Parece ser que Antifón afirmó la fraternidad natural de todos los seres humanos].

Respecto a la interpretación negativa, tenemos el ejemplo de Trasímaco (aunque a través de las palabras que Platón pone en su boca en La República). Según Trasímaco, lo justo no es sino el interés del más fuerte. Aquí "lo justo" está tomado en un sentido empírico, es decir, lo establecido por las leyes y por el poder político en un momento dado y en un determinado lugar. Desde este punto de vista las leyes son dictadas por quien tiene el poder para hacerlo, y lo hará de acuerdo a sus intereses. En este sentido, la justicia establecida por la ley [compárese con la distinción entre lo justo y lo legal] no es sino el interés del más fuerte, entendiendo que el más fuerte es el que tiene el poder para dictar y aplicar la ley. Hasta aquí es difícil apreciar alguna connotación negativa, más bien se trata de una descripción (crudamente) realista que muchos de nuestros contemporáneos asumirían.
V. LOS PELIGROS DE LA TABLA RASA
-El inmoralismo y la ley del más fuerte.
VI. LA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LA TABLA RASA
-Aunque algunos sofistas (o algunas de sus ideas pueden ser utilizadas en este sentido) cercanos al inmoralismo, hay otros más constructivos.
-Es cierto que la ley es una convención, pero es una convención buena y sana, preferible a lo que ocurre en la naturaleza.
VII. LA RECUPERACIÓN DE LAS VIRTUDES
-La idea de utilidad sustituye a la idea de verdad (ejemplo de la medicina).
-Hay una serie de virtudes que convienen a la existencia de la polis: por ejemplo, la justicia y la moderación.
-La crítica de los valores en el plano metafísico convive con su reaparición en el plano de la utilidad humana.
VIII. LA POLÍTICA
La política ocupa un lugar importante dentro de la actividad de los sofistas. J. de Romilly distingue dos formas: la política interior y la de la relación entre los pueblos.
Según la autora, mientras que Protágoras debía estar vinculado a la democracia moderada, otros grandes sofistas parecen más cercanos a las ideas oligárquicas. Pero, en conjunto, mostraron cierto interés por la reflexión política prefigurando un nuevo saber.
En realidad, como la autora indica en distintas ocasiones, casi todo se basa en interpretaciones y en testimonios indirectos. La excepción es el caso de Trasímaco (pp. 310 ss.).
Desde el punto de vista de la relación entre los pueblos, los sofistas encarnan tanto el primer espíritu cosmopolita como la idea de una unidad griega (panhelenismo), invitando al entendimiento entre los griegos frente a enemigos exteriores. La autora subraya en este sentido el papel de Gorgias.

Y RECUERDA:
-La posición más adecuada normalmente se encuentra entre el "todo vale" (todas las opiniones son iguales y no hay más que opiniones) y el extremo opuesto, la verdad absoluta.
-Todas las cosas pueden verse desde más de un punto de vista, y es un ejercicio saludable -intelectual y moralmente- tratar de ponernos, aunque sea por un momento, en el punto de vista del otro.
-Los argumentos que apelan a "lo natural" pueden ser sospechosos.