viernes, 30 de noviembre de 2007

Cuestionario Platón. Actualidad y Valoración

ALGUNAS CUESTIONES PARA REFLEXIONAR SOBRE "ACTUALIDAD Y VALORACIÓN"

1) Como sabes el modelo político de Platón no es democrático ¿Qué aspectos negativos y qué aspectos positivos encuentras en ese modelo?

2) ¿Crees que existe solo una verdad, o algunos principios morales universales, o más bien que la opinión de cada uno es igualmente cierta o aceptable? ¿Cómo podemos saber qué es lo mejor? (El relativismo).

3) Platón concede una gran importancia a la educación, pero tal y como se muestra en el mito de los metales piensa que hay cualidades naturales que nos hacen mejores (¿superiores?) o peores (¿inferiores?). En tu opinión qué es más importante la educación o las cualidades naturales (v., la entrada sobre el psicólogo Steven Pinker).

4) Reflexiona sobre la relación entre ética y política. Dos aspectos diferentes de la cuestión: Todos los gobiernos totalitarios intentan controlar la moral de los ciudadanos de una forma u otra, por otra parte, algunos políticos muestran con demasiada frecuencia un comportamiento inmoral.

5) ¿Crees que el mito de la caverna se puede aplicar de alguna manera al mundo contemporáneo? (La caverna mediática, la novela de Saramago, etc.).

6) El dualismo de Platón supone una desvalorización del mundo sensible, de los sentidos, del cuerpo, y de las emociones frente a la razón. ¿Estás de acuerdo con esa actitud? ¿Crees que la realidad y el propio ser humano se pueden dividir en dos aspectos o partes de una manera tan tajante? (Dualismo. Mente y cerebro. Inteligencia emocional, etc.)

7) Sobre "individuo y comunidad": ¿Hasta qué punto la libertad y la felicidad individuales deben estar sometidas al bien del Estado? ¿Cómo se determina el bien común?

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Epicuro

EPICURO Su escuela (más bien un grupo de amigos) se encontraba en el jardín de su casa y a ella podían acudir, a diferencia de lo que ocurría en otra escuelas, mujeres y esclavos. Llevaban una vida modesta y tranquila. La ética de Epicuro relaciona virtud, placer, y felicidad mediante el cuidado del cuerpo (vida sana) y del espíritu (podríamos decir también "del alma", pero recordando que para Epicuro se trata de algo material y mortal -como la mente-), para lo que resulta imprescindible un conocimiento correcto de la realidad, ya que hay creencias erróneas que son un obstáculo para la felicidad. La explicación de lo real y la ciencia sirven a los epicúreos para evitar la inquietud que proviene de lo desconocido y la que se origina en las explicaciones incorrectas (como las creencias supersticiosas). La filosofía nos dice qué pensar y cómo vivir para ser felices (lo que implica un determinado concepto de felicidad: básicamente, la ausencia de sufrimiento y la paz espiritual). Su objetivo es fundamentalmente práctico (no el conocimiento en sí mismo): mientras que la medicina se ocupa del cuerpo, la filosofía se ocupa de la salud del alma, es sobre todo -aunque no exclusivamente- un arte de vivir, una ética. Para Epicuro no todos los placeres son iguales, son preferibles los duraderos frente a los fugaces y los de carácter espiritual frente a los más materiales, sin embargo, esto no significa un desprecio de los placeres sencillos asociados al cuerpo, especialmente cuando responden a la satisfacción de una necesidad básica, como beber agua cuando se tiene sed. Por otra parte, ya sabemos que a veces es preferible elegir un dolor (mal) o rechazar un placer (bien) si tenemos en cuenta las consecuencias. [Entre nosotros: creo que una sugerencia de Nietzsche proporciona una clave para entender al filósofo griego. Epicuro estaba enfermo y trato de imaginarme lo que es el placer para un enfermo, principalmente no sentir dolor, poder disfrutar de las cosas sencillas que nos gustan y nos proporcionan bienestar. De alguna manera, para el enfermo, la felicidad sería el estado normal].

EPICURO FRENTE A PLATÓN:
La filosofía epicúrea se distingue por un claro rechazo de los postulados básicos del platonismo. Frente a la duplicación de mundos, el sensible y el inteligible, el terreno (mundo de las cosas) y el ideal, Epicuro afirmará la existencia de una única realidad: la sensible, y de un único conocimiento auténtico: el caracterizado por los sentidos corporales. Por tanto, también en lo referente a la teoría del conocimiento Epicuro se opone a Platón (y se encuentra más cerca de Aristóteles para quien todo concepto general proviene de la experiencia). Aunque Epicuro distingue tres elementos del conocimiento: las sensaciones (el testimonio de los sentidos), las preconcepciones y las afecciones, las más importantes son las primeras, es decir, la información que nos dan los sentidos, ya que todo conocimiento o juicio mental posterior se basa en los datos proporcionados por los sentidos.
Frente a la supuesta dualidad del cuerpo y el alma, que es espiritual, trascendente e inmortal, Epicuro sostendrá que el alma es también cuerpo, y que perece como tolo lo corpóreo, al disgregarse los átomos que la componen [Epicuro era seguidor de las teorías atomistas de Demócrito]. Frente a la exigencia de unos valores éticos absolutos y la búsqueda de una utópica sociedad perfecta, mediante el gobierno de los filósofos [...], Epicuro predica una moral en la que el bien no es algo en sí, trascendente, sino que está referido al placer humano, y deja de preocuparse de un orden justo para la sociedad [el desinterés por la política es característico del período helenístico al que pertenece Epicuro, y está relacionado con la decepción que han provocado tanto la política práctica como las teorías políticas] (Tomado y parcialmente adaptado de Epicuro, C. García Gual, Alianza, pp. 46 y 83). Además, como hemos visto, para Epicuro el conocimiento por sí mismo carecía de valor si no estaba al servicio de la felicidad.
Epicuro se oponía claramente al idealismo platónico.

Para Platón la felicidad individual debe subordinarse al orden de la sociedad, a la organización del estado (lo que denomina justicia) [reflexiona sobre esto en relación con la cuarta pregunta de selectividad]. Un orden que postulaba en nombre de una verdad ideal que solo unos pocos pueden conocer, y que es recibida con perplejidad por los que, en cierto modo, siempre estaremos en el interior de la caverna. Como afirma García Gual en el libro que venimos citando: Epicuro "no creía en ese mundo superior de las Ideas platónicas, sino que negaba su posibilidad; creía, sin embargo, que el filósofo alcanzaba el conocimiento de lo real y que eso le deparaba la base segura para ser feliz; pero no postulaba que debiera arriesgar su tranquilidad intentanto remediar los descarríos de la sociedad ni la torpeza de la mayoría..., no postulaba utopías de ningún tipo" (pp. 69-70).