viernes, 9 de febrero de 2007

HUME 3

HUME. LA INDUCCIÓN Y LA RELACIÓN CAUSAL.

FUTUROLOGÍA COTIDIANA: Nuestra vida cotidiana se mueve sobre las expectativas de futuro como un tren sobre sus raíles. Está tejida y sostenida por continuas predicciones, implícitas en la mayoría de los casos. Hemos aprendido a predecir que si ponemos la mano en el fuego nos quemaremos, hemos aprendido que si tenemos una piedra en la mano y la soltamos caerá al suelo (este tipo de predicciones simples no es exclusivamente humano), y podemos predecir lo que, más o menos, nos pasará si nos tiramos desde una ventana sin necesidad de comprobarlo. Y siempre que una bola de billar choque contra otra ésta se moverá, pero “siempre” sólo quiere decir “hasta ahora”.
Creemos que hay muchos acontecimientos conectados por una relación de causalidad, es decir que unos son causas de otros (efectos). La cuestión de la relación de causalidad está estrechamente vinculada al problema de la inducción, y al tema de la inferencia del futuro a partir del pasado (la anticipación del futuro)[1]. La relación de causalidad puede interpretarse dentro del esquema general de nuestra manera de afrontar el futuro a partir de nuestras experiencias pasadas: [Experiencias repetidas= costumbre/hábito= creencias= expectativas de futuro]. En este sentido, la relación de causalidad no sería una propiedad de la realidad, sino una “creación” de los sujetos, de los seres humanos[2]. El ser humano muestra una tendencia natural a vivir según costumbres, y es la costumbre la que nos impulsa a creer que cierto hecho (B) se producirá cuando cierto hecho (A) se produce o se ha producido.
Este mismo impulso a creer que cierto hecho se producirá está presente tanto en la inducción como en la relación de causalidad. En ninguno de los dos casos podemos encontrar una impresión que los justifique (principio empirista o criterio empirista de verdad).

LA RELACIÓN CAUSA/EFECTO
En el caso de la relación de causalidad suponemos que cierto hecho (al que llamaremos B) se producirá si se produce otro cierto hecho (al que llamaremos A), ya que en el pasado nos hemos acostumbrado a que cuando se producía A también se producía B. Estamos tan acostumbrados a que una cosa acompañe o suceda a la otra que siempre esperamos que ocurra lo mismo. Esta es la base de una manera de concebir la ciencia y la naturaleza: creemos que hay leyes de la naturaleza que son universales y necesarias, es decir, que siempre se cumplen y siempre se cumplirán, pero Hume niega la existencia de este tipo de leyes[3].
Analizemos lo que ocurre cuando una bola de billar blanca choca con otra negra y ésta se mueve: las únicas impresiones que tenemos son que primero se mueve la bola blanca hasta llegar junto a la bola roja y que después se mueve la bola roja. Por tanto basándonos únicamente en nuestras impresiones (principio empirista) lo único que podemos afirmar es que la bola blanca se movió hasta llegar junto a la bola roja y que después se movió la bola roja (quizás podamos añadir que al tomar contacto se escuchó un sonido), pero no podemos afirmar nada sobre causas y efectos. Nuestras impresiones no nos autorizan a afirmar que una cosa es causa de otra (lo que llamamos causa es una conjunción constante).
Nos hemos acostumbrado a que en una tormenta los truenos van precedidos por relámpagos: cuando vemos un relámpago esperamos oir un trueno ¿Pero significa eso que el relámpago es la causa del trueno?[4]. No, el hecho de que un acontecimiento suceda o acompañe normalmente a otro no significa que sea su causa o su efecto.

LA INDUCCIÓN
Al igual que la relación causal, la inducción manifiesta nuestra manera de afrontar el futuro a partir de nuestra experiencia pasada.
En lógica una inducción es un razonamiento mediante el cual obtenemos una conclusión general o universal a partir de un conjunto de premisas particulares. Por ejemplo, observamos un cuervo y vemos que es negro, luego otro y comprobamos que es negro, y así un número determinado de veces. Todos son casos particulares: se refieren a un sólo cuervo o a una sola y concreta observación de cuervos. Finalmente, sacamos la conclusión general: los cuervos son negros, con la que nos referimos a todos los cuervos. Pero apliquemos a esto el análisis que Hume hace de nuestras predicciones y anticipaciones del futuro: el hecho de que en el pasado nos hayamos acostumbrado a que todos los cuervos observados fueran negros no garantiza que en el futuro las cosas sigan siendo igual. No está garantizado que el próximo cuervo que veamos no sea de otro color.
Los científicos suelen utilizar la inducción para apoyar sus teorías o para avanzar en sus investigaciones, aunque sólo proporcione conclusiones probables (y no seguras). Pero la estructura de la inducción, aplicada de una manera informal, está también en la base de las predicciones implícitas sobre las que se desarrolla nuestra vida contidiana.

ALGUNAS CONCLUSIONES:
A Hume le interesa mucho la naturaleza humana, cómo es el ser humano. ¿Qué nos dice toda esta investigación acerca de nosotros, los seres humanos?: nos demuestra la importancia que para el ser humano tienen las costumbres y las creencias. El ser humano es un ser de hábitos (más que un ser racional).
En todo esto podemos, además, apreciar un aspecto de Hume como filósofo ilustrado: la lucha contra los prejuicios y el desenmascaramiento de las opiniones preestablecidas.

[1] Así es introducida en el libro de texto de Santillana.
[2] Como la idea (compleja) de Pegaso: nunca hemos tenido la impresión de un caballo alado.
[3] Hume no niega la existencia de estas leyes, sino nuestra capacidad para conocerlas.
[Aquí creo que podemos apreciar un aspecto de la vinculación entre empirismo y escepticismo en Hume].
[4] El relámpago no es la causa del trueno, sino que ambos están producidos por una descarga eléctrica (en realidad volvemos a introducir la idea de causa al decir que "están producidos").

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